Un gran amigo del rostro el Vapor
La limpieza del rostro puede facilitarse y ser más efectiva cuando éste se expone al vapor, ya que abre los poros, facilita la salida de espinillas y puntos negros, purifica e hidrata la epidermis, relaja los músculos, estimula la función glandular, favorece la circulación sanguínea y despeja los conductos nasales. Para beneficiarnos con esta técnica podemos recurrir a vaporizadores, los cuales funcionan con electricidad o pilas y están provistos de una estructura en la que se coloca el rostro cómodamente.
Si no se cuenta con un aparato de este tipo, no hay ningún problema, se puede usar una olla de tamaño mediano, lo que además nos permite aplicarle al agua algunas hierbas para obtener mejores resultados, mismas que se deben seleccionar de acuerdo al tipo de piel:
1.Seca o sensible.
Lavanda, manzanilla, geranio, rosa, jazmín, naranja y perejil.
2.Normal.
Lavanda, romero, naranja, menta, manzanilla, geranio y rosa.
3.Con acné.
Eucalipto, limón, ciprés y tomillo.
4.Grasa.
Romero, limón, mejorana, eucalipto, menta y albahaca.
Una vez que se ha elegido alguno de los productos naturales antes citados, se realizará lo siguiente:
1.Asegurarse de que el rostro esté libre de maquillaje.
2.Poner a hervir agua limpia con el herbaje.
3.Vaciar la mezcla en un recipiente térmico para que la generación de vapor dure más.
4.Estando sentada, cubra su cabeza con una toalla y acerque su rostro a la fuente de vapor, en donde debe permanecer por 10 ó 15 minutos.
5.Independientemente de que se use vaporizador o recipiente con agua caliente, después de someterse al vapor es recomendable extraer delicadamente puntos negros (evite tocar barros y espinillas, para eliminarlos puede recurrir a productos indicados para este tipo de lesiones) y, posteriormente, aplicar loción astringente o tónico facial para cerrar los poros. Se recomienda recurrir al vapor 1 ó 2 veces a la semana.