El primer paso de una buena limpieza de cutis comienza preparando el rostro: retire el cabello de la cara para facilitar la aplicación del producto limpiador colocando una vincha o toalla enrollada. Luego:
Aplique el producto en cantidad moderada y de forma uniforme en la frente, la nariz, el mentón, las mejillas, los pómulos y el cuello, con un masaje lento y profundo con movimiento circulares, presionando ligeramente con la yema de los dedos. Por sus características específicas, los ojos y los labios merecen un tratamiento especial. Recuerde que la leche de limpieza se aplica directamente, pero el gel limpiador debe colocarse sobre la piel previamente humedecida.
La llamada zona T del rostro (frente, nariz y mentón) merece también una atención aparte porque concentra un mayor número de glándulas sebáceas y, por tanto, segrega más cantidad de grasa.
Retire con una esponjita facial, previamente humedecida en agua tibia o en tónico.
Aplique el tónico sobre toda la superficie cutánea de la cara y el cuello. Vierta con cuidado el líquido tonificante en un algodón y presiónelo levemente por toda la zona a tratar. El tónico debe elegirse en función del tipo de piel para mantener su equilibrio hidrolipídico.
Finalmente, seque la piel con una toallita y realice unos toques suaves para absorber bien la humedad.
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